El tiempo NO cura todo, sépanlo, pero SÍ ayuda.

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Dicen que el tiempo lo cura todo, pero no es cierto. Hay cosas que en lugar de curarse se ponen peor con el paso de los días, o bien simplemente permanecen ahí sin aumentar o disminuir pero ahí siguen, no se van.

Ayer me di cuenta de eso porque tuve un mal día, malo en sensaciones más no en lo práctico, digamos que fue uno de esos días en los que todo fluye en cuanto a lo que tienes que hacer, pero de alguna manera vas acumulando sentimientos feítos y al final del día no te pegaste en el dedo chiquito del pie ni se te manchó la blusa con aceite al cocinar pero quieres llorar por lo pinche que sientes que es tu vida…aunque no lo sea.

Por ejemplo, todavía no estoy curada de espanto en relación al padre de mis hijos, pues a pesar de todo el tiempo que ha pasado ayer me descubrí asombrándome y sintiendo envidia porque me enteré que el hombre andaba de vacaciones. Y ustedes se preguntarán ¿Y eso qué? pues eso, efectivamente no tiene nada de malo, al contrario. Pero ayer andaba todavía bajo los efectos del mal de la menstruación, con el estrés normal (en éstos días ya es normal) de que Leo tenga cáncer y vomite o se debilite, de que mi hija de 15 se quiera mandar sola y no lave los trastes, de que manejo con miedo de que se vuelva a descomponer el coche, de que no saqué a pasear a los perros el domingo, estrés porque ayer fue mi PRIMER DÍA DE DIETA, mi cabello es un desastre y ni planchándolo se acomoda…y entonces a mi ex marido se le ocurre tener tiempo y dinero para irse de vacaciones y de pasada darle dinero y permiso a mi hija pa que se termine de mandar sola.. imagínense nomás, compañeras de género… de ese tamaño fue mi tragedia.

Así que ayer, mientras esperaba a que mi hija saliera de su terapia con la psicóloga (o sea, ella si va, pero yo no), tuiteaba a lo pendejo para ir sacando mi veneno, y mientras perdía followers pensaba ¿Pero por qué te afecta? ¿a ti qué te importa? o sea, mis papás andan de vacaciones junto con mi hermana y ni me acuerdo de dónde andan hasta que veo las fotos que están publicando, pero si no fuera por eso, ni en cuenta…y ahí fue donde reflexioné que eso de «hasta que la muerte los separe» es una frase que no fue inventada así nomás por un sacerdote estúpidamente romántico, no, esas son palabras mágicas que no dimensionamos hasta que por fin te mueres o se muere él, y entonces sí, se acabó.

Y no es que envidiara las vacaciones en sí, pues me acabo de ir hace tres meses y medio, sino el hecho de no estar pasándola tan bien y que el 50% de la responsabilidad emocional y moral de mi chamaco (aparte de lo genético) anduviera de paseo sin tener que preocuparse por nada más. Envidia del tiempo libre y las circunstancias. Y aunque mucha gente me diga «el tiempo y Dios te lo van a recompensar», y yo lo creo fielmente, de todos modos eso no impide que mientras… mi mente cochambrosa me traicione.

La realidad es que aunque vivamos muy en paz, él por su lado y yo por el mío (y así casi todas las parejas divorciadas) en realidad nunca vamos a poder separarnos hasta que alguno de los dos se muera…y la verdad no quiero que él se vaya primero porque en una de esas y hasta le da por querer jalarme los pies en la noche, así en espíritu y nomás por diversión.

Así que el tiempo no cura eso, me cura la estupidez que me posee durante la menstruación, y tal vez le cure lo testarudo a mi hija a medida que crezca (aunque a mí no se me curó), con el tiempo tendré seguramente que cambiar de vehículo, también habrá mejores días para reponerles a Sasha y Max mi falta de energía física y sacarlos a pasear. La dieta SIEMPRE puede esperar hasta el próximo lunes (el que sea) y mi cabello volverá a ser bello la semana que entra que por fin vaya a que hagan milagros con él. Los followers en el Twitter van y vienen porque en esa red social son como la chingada y si te pones sentimental, se van. Así que con un poco de sarcarsmo (y tiempo) volverán.

Entonces, acabo de demostrar dos cosas: Que el tiempo no lo cura todo y que lo de «hasta que la muerte los separe» sí es cierto.

Me caiga bien o mal, de lejos o de cerca, estemos en una buena etapa o en una mala…como sea. Ahí estará él y mi afectación dependerá no tanto de lo que él haga sino de mis circunstancias personales, que obviamente ahorita no son las mejores, porque, mención aparte pero viniendo al caso, ahorita no puedo ni siquiera defenderme a mí misma frente al espejo diciéndome «te ves a toda madre Ericka, que no te importe», porque precisamente por ese asunto del tiempo, mi cuerpo ya no adelgaza igual, ni está tan firme ni me hace caso cuando me quiero agachar y levantarme rápido.

A eso me refería cuando dije que hay cosas que se ponen peor con el paso de los días. Créanme, la crema para el contorno de ojos me está comenzando a desesperar, se me hace que me voy a regresar a la Pond´s humectante y voy a dejar las otras tres, que de pilón están caras y que por primera vez en mi vida me estoy poniendo todos los días.

El tiempo tampoco cura eso de extrañar gente, ayer también me di cuenta de eso, mientras le explicaba a Leo que cuando entraba a la máquina de radiaciones no estaba solo porque mi súper abuelita estaba con él todo el tiempo, simplemente porque ahora puede estar en todos lados, atravesar paredes y esas cosas. Y entonces, ahí estoy, diciéndole lo mucho que ella lo hubiera querido, lo linda que era…y que me pongo a llorar, así nomás de extrañamiento. Sentí en el pecho una bola y nomás le dije muy bajito: «Ya ves abuela, pa qué te morías, estoy más pendeja que nunca y tú por ahí flotando».

Casi, casi sentí el coscorrón que me hubiera dado si hubiera podido. Terminé pidiéndole perdón en la noche por tan feo reproche que le hice y le pedí que le fuera a dar la vuelta a todos los demás miembros de la familia mientras se me bajaba la migraña y me dormía. No hay fijón, todo sigue bien entre las dos. Pero esa es una de las cosas que el tiempo no remedia, ni empeora ni mejora, ahí está, mi abue es invisible y yo la sigo extrañando igual.

Si el tiempo curara todo, yo ya sería mejor persona. Y ustedes también. Pero la realidad es que aunque nos esforzamos día con día para que nuestros defectos no afloren tanto y tan seguido, de todos modos salen y perjudican. Por eso me dio migraña al final del día, por biliosa, como decía mi abuela. Y biliosa era desde muy chiquita, así que a mis 41 ya no tengo muchas esperanzas de que el tiempo me cure aunque sea un poquito.

Lo que yo creo, es que el tiempo sirve para amansar fieras, para aplacar demonios y sosegar espíritus. Y cuando eso pasa, vemos las cosas de manera diferente, desde otras perspectivas, sin la neblina que nos opaca el buen juicio cuando nos alteramos y nos equivocamos. Eso es lo que hace el tiempo. No te cura, pero puede traerte paz, y la paz suele llegar acompañada de una energía renovada. Pasa la tormenta, te calmas, reflexionas y entonces tus acciones son distintas.

Hoy, todo sigue igual que ayer, excepto que ya se va mi visita mensual y tan solo eso, ya me hace sentir mucho mejor.

Todo pasa…solo hay que darle tiempo al tiempo porque no cura, pero sí ayuda.

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